Sin odios ni rencores?

Hace como un año y medio, en el hotel Colón de Buenos Aires, salía de una emocionante disertación sobre la situación de Bolivia, en la que me explaye explicándoles a los representantes de 23 países, cuales fueron los errores de Jorque Tuto Quiroga y de la vieja clase política, inclusive mencioné que Tuto se vestía de lo que no era, alguien dijo por ahí "Tuto travesti", luego nos tocó el almuerzo.

Me senté en la mesa con dos diputadas europeas, un senador colombiano y frente a mí un agradable personaje que empezó a ser el alma del almuerzo, me empezó a contar una historia.

Contaba que cuando era niño y adolescente, veía muy poco a su padre, que cuando más lo necesitaba no estaba con él y que un mal día, seguramente por la rebeldía de la edad, le recriminó por todas las veces que no estuvo con él, aquel cumpleaños, el campeonato que ganó, la graduación, en fin todas esas veces que no estaba y que de verdad lo necesitaba.

La mamá siempre tenia una historia para justificar las ausencias, "que esta en el campo", "esta de viaje hijito", "tubo que salir de la ciudad" y realmente el no entendía porque debía hacer eso justo en los momentos más importantes.

El padre le escuchaba con paciencia y con los ojos al borde de las lágrimas le dijo, "siéntate hijo y te contaré que pasó"
¿Recuerdas los cumpleaños que falté?
Pues estaba en el Brasil, exilado
¿Recuerdas el campeonato de rugby que ganaste y yo no estaba?
Estaba escondido en el campo
¿Recuerdas la graduación?
Estaba en la cárcel-
¿Pero papá porque no dijiste nada?

Porque no quería que crezcan con odio ni rencores.

Porque lo que yo luché, tiene que ser para que ustedes construyan.

Y entonces este amigo decidió hacer política, para construir sin odiar y vivir sin tener rencor.

Y llegó a ser alcalde de Asunción del Paraguay, mi amigo Enrique Riera.

Luego me quedé solo en la mesa, el invierno en Buenos Aires se me hizo triste.

Y me pregunté ¿Estoy construyendo algo?

¿Sin rencores ni odios?